Habiendo entrado U. desde la renovación de ese Ayuntamiento en el egercicio [sic] de los interesantes y delicadas funciones de la policía sabiamente establecida por S.M. para el mejor régimen interior de los pueblos, he tenido por conveniente recordarle las obligaciones más conducentes al exacto desempeño de este importante encargo... La desmoralización que traen naturalmente consigo las guerras y combulsiones [sic] públicas, ha hecho necesarias en la Policía interior precauciones... y a este saludable objeto se dirige el establecimiento de pasaportes y cartas de seguridad con las demás disposiciones que a ellos se refieren. Recomiendo a U. puntualmente el cumplimiento de todas las determinaciones que tengan este fin