| Resumen: |
Esta publicación versa sobre estas curiosas parcelas, que han llenado
nuestros montes de círculos. A pesar de ser un elemento patrimonial tan abundante, su
existencia y, especialmente, su historia han quedado en el olvido para nuestra sociedad.
Y, sin embargo, en muchos casos fueron el germen que llevó al nacimiento de caseríos,
partes elementales de la identidad vasca y un elemento referencial de nuestro imaginario
colectivo. ¿Qué sería la cultura vasca sin el referente del caserío? Como veremos, son la
ganadería y la silvicultura el contexto del nacimiento y la expansión del sel y, ¿acaso no
son los pastores y el trasiego de los rebaños de ovejas otro elemento fundamental de
nuestra etnografía? Es más, en las últimas décadas, ¿no se ha popularizado la figura de un
carbonero que baja del monte a nuestras poblaciones a anunciar la Navidad? ¿No fue
acaso la producción de hierro uno de los motores de los territorios que componen el
País Vasco durante el Medievo y la Modernidad? Todas estas cuestiones, que forman una
parte importante de la cultura vasca, mantienen una importante relación con los seles.
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